sociologiafiscal

La distorsión del para qué de los impuestos

In Conciencia Fiscal, Educación Fiscal on 17/07/2012 at 09:00

Pintan tiempos difíciles para intentar «defender» los impuestos puesto que, desde mi punto de vista, se ha distorsionado totalmente su objetivo y necesidad con las últimas medidas tomadas por el Gobierno. Sin embargo, y desde un punto de vista sociológico, me veo en la «obligación» de intentar expresar el porqué del malestar generalizado entre la sociedad.

La sociedad española está viendo cómo los impuestos se convierten en su peor Leviatán, y considero que no refleja con justicia lo que se pretende lograr con ellos por parte del Estado: igualdad y redistribución de la renta. ¿Acaso los españoles aprecian qué se pretende lograr con la mayor recaudación que se logra con la subida de impuestos, o acaso solamente se piensa que esta mayor presión fiscal que van a soportar irá a parar a manos de un rescate bancario o los sueldos de algunos altos cargos?.

En nuestro país no nos hemos caracterizado nunca por gozar de una gran educación fiscal, y no porque no la necesitáramos sino más bien por la desidia de los que deciden en gastar dinero y esfuerzos para crear ciudadanos más concienciados y educados en sus obligaciones.  Pero creo que se está equivocado si no se tiene en cuenta que para lograr un cumplimiento fiscal voluntario, utopía de cualquier Hacienda contemporánea, es necesario contar con ciudadanos educados en el porqué y para qué de los impuestos. Tanto desde edades tempranas, sacando partido y dando rendimiento al estupendo Programa de Educación Cívico-Tributaria de la Agencia Tributaria española y el Instituto de Estudios Fiscales; como en edades más adultas, intentando explicar el porqué y para qué de las medidas y decisiones tomadas tanto desde el punto de vista del ingreso, como del gasto público.

Las medidas impositivas del hoy, del mañana y de siempre considero necesario que vengan acompañadas de mayor explicación sobre cuáles son los objetivos que se pretenden conseguir con ellas y el porqué esas y no otras… en definitiva, de una mayor transparencia. Con ello, sin duda se conseguiría recaudar más y mejor, y gastar menos y más responsablemente. Lo que de ninguna manera puede derivarse de las subidas de impuestos y recortes de gasto público es la sensación generalizada entre los ciudadanos de un «robo de cartera».

¿Consideráis que una mayor educación fiscal y mayores explicaciones acerca de las medidas impositivas o de gasto público mejoraría la actitud de los españoles ante sus obligaciones tributarias?.

Lo que está claro es que sin impuestos no podríamos contar con el Estado de Bienestar del que disfrutamos, aunque cada día pensemos que se va desvaneciendo un poquito más…y más.

Sigamos reflexionando…porque esta vez, nuestro Estado de Bienestar depende de ello.

  1. Es que los impuestos son necesarios. El problema es cómo se gastan. No es lo mismo, pagar a un cargo de confianza en el Ayuntamineto tal porque es tu querido/a, que financiar investigación pública para solucinar el cáncer infantil, o pagar …un colegio, etc. En los dos últimos casos se beneficia toda la población y se genera la confianza necesaria para vivir en sociedad. Y la gente termna comprendido que es necesario pagar impuestos.

  2. Como bien dices el estado de bienestar depende de los impuestos, sin ellos practicamente no seria viable, el problema viene cuando no se controla en que se gasta, y de donde vienen, esos ingresos.
    Nos encontramos en una situacion en la que, de media, cada español hemos recibido mas de lo que hemos pagado, lo que nos lleva a la situacion de deficit, explicado de manera muy sencilla.
    Ahora vienen las vacas flacas, en las que tenemos que sufragar ese exceso de prestaciones recibidas. Desgraciadamente el ser humano és avaricioso por naturaleza, quiere cuanto mas, mejor, del bien o servicio que sea, no siendo bien visto cuando tenemos que renunciar a parte de ese bien, o pagar el exceso consumido, y no satisfecho como ocurre.
    Por ello vemos que en el impuesto un gravamen negativo, en lugar de ver que nos proporciona ese impuesto que estamos pagando, y cuanto nos costaria si ese servicio tuvieramos que sufragarlo individual, y privadamente, o realizarlo directamente. Vease pagar un colegio privado, una consulta medica, o la recogida de residuos urbanos.
    Una mayor educacion fiscal quiza nos llevara a que vieramos los impuestos con mejores ojos, pero hay que acompañarlo de una mayor formación de la conciencia social de los ciudadanos.

  3. Respecto a que de media hemos recibido más del sistema público que lo que pagamos, no se… no estoy muy seguro. ¿Donde se pueden consultar datos o estudios sobre esto?

    Efectivamente no son muy buenos tiempos para defender los impuestos, porque tengo la impresión de que todas las subidas de impuestos (de otro lado los recortes de prestaciones sociales) están más motivadas para tapar agujeros de grandes desastres cometidos por la irresponsabilidad de muchas instituciones, ya sean privadas (bancos) como públicas (el despilfarro de gran parte de las administraciones autonómicas y locales en obras públicas que no tienen muchos sentido funcional). Nos gusta la palabra equidad. A la hora de recibir ayudas, por ejemplo becas de estudio, como es natural, se conceden a los que menos recursos económicos tienen. ¿Por qué a la hora de pagar impuestos no se aplica igual? Subir el IVA, impuesto regresivo, perjudica siempre a los que menos tienen.

    Un saludo

    Rubén Crespo

  4. Celebro haber descubierto este blog y doy la enhorabuena a su autora. Creo que es una cuestión importantísima y más aún en la situación actual en que se encuentra España. En mi blog, que es un poco más general, le llevo dando vueltas a este asunto durante un tiempo.

    A partir de lo que dice el comentario de Dani, creo que educación fiscal y conciencia social son inseparables. Al fin y al cabo, los tributos son contribuciones a lo común. En España falta el respeto por lo público y por eso hay tanto espacio para la picaresca. Es como si se considerase que lo que es de todos no es de nadie.

    Tal vez, aparentemente, son malos tiempos para defender los impuestos. Pero, por otra parte, nunca se ha hablado de ellos tanto como hasta ahora. Es la ocasión perfecta para impulsar un debate sobre para qué sirven y cómo deben configurarse. Los tributos son una manifestación del poder del Estado, pero este poder es a su vez democrático. Si el legislador tributario da la espalda a los principios que hemos acordado entre todos, y que están en la Constitución, está incumpliendo el pacto democrático, contrato social, pacto fiscal, o llámenlo como quieran. Principios como los de equidad o progresividad a que se refiere Rubén Crespo, por ejemplo.

    La educación fiscal debe implicar una ciudadanía crítica con sus gobernantes, que exija justicia tributaria y un gasto eficiente y también justo.

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