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Español para gastar y panameño para ahorrar// Half Spanish, half Panamanian

In Fraude Fiscal, paraísos fiscales on 12/04/2016 at 17:20
  • «Encantado, ¿de dónde eres?»
  • «Hola, un placer. Depende cómo se mire: soy mitad español porque es allí vivo, voy al hospital, llevo a mis hijos al colegio, utilizo sus carreteras y cobro mi baja por enfermedad; pero soy mitad panameño porque allí guardo mis ahorros.»
  • «Ah, ¿pero eso es legal en España?»
  • «Bueno, tener dinero en un paraíso legal no es delito y mis asesores me  recomendaron que así podría ahorrarme un buen pellizco.»
  • «Tener dinero en un paraíso fiscal puede no ser delito, pero sí lo es no tributar por él.». 

Esta conversación es totalmente ficticia, ya que la identidad nacional no suele estar supeditada a la disyuntiva entre ingresos y gastos públicos sino que se asume por lugar de nacimiento o residencia. Pero, ¿cómo de español es alguien que hace uso y disfrute del gasto público de su país pero no paga impuestos por todo lo que gana? La responsabilidad tributaria, esto es, el pago de los impuestos, es una obligación de todo ciudadano y por ello, ¿hasta qué punto es patriótico aprovecharse de los derechos pero no de las responsabilidades ciudadanas?

La semana pasada dio comienzo la campaña sobre la Renta (IRPF) en España, y el mismo día se filtraba el escándalo de los «Papeles de Panamá» (#panamaleaks). Se han sacado a la luz infinidad de empresas (personas jurídicas) e individuos (personas físicas) de todo el mundo que evadían impuestos a través de compañías offshore (explicación aquí sobre qué son estas compañías).

Los patrimonios ocultos en los paraísos fiscales ascienden a 28 billones (con B) de euros, lo que equivale a 28 veces el producto interior bruto (PIB) anual de España y al 40% del PIB mundial, según un informe del economista James S. Henry de Tax Justice Network. ¿Cuántos hospitales, colegios, carreteras, pensiones y gasto en I+D+i podría sufragarse con ese dineral?

Este problema de la lucha contra el fraude no es español, sino europeo y mundial. Según la Comisión Europea, el fraude y la evasión fiscal privan a la UE y a sus estados de la recaudación de un billón de euros anuales. Por ello, no cabe duda que el control del problema debe ser comunitario e incluso global puesto que trasciende a la capacidad de gestión de los Estados-nación. Es por ello que podríamos preguntarnos: ¿se están haciendo suficientes esfuerzos contra los paraísos fiscales? ¿Qué capacidad tiene la UE sobre el tema cuando muchos de estos paraísos están fuera del ámbito comunitario? ¿Es suficiente poner el foco en las grandes empresas o habría que ir más allá?

¡Espero vuestras opiniones!

Sigamos reflexionando…

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  • «Hello, where are you from?»
  • «Hi, nice to meet you. It depends on if we are talking about public expenditure, then I´m Spanish but talking about savings, I´m Panamanian»
  • «Wow, is that legal in Spain?»
  • «Well, it is not illegal to have money in a tax heaven and furthermore, I was encouraged by my tax advisor.»
  • «Maybe tax evasion is not illegal but it is indeed the simple act of not informing and not paying taxes for that amount of money you have in that tax heaven.». 

In fact, this conversation is fictitious because the national identity is not created by a dilemma between how many public savings and how much public expenditure you enjoy from your country. Nevertheless, how much of a Spaniard is someone who evades taxes? Tax responsibility is a citizen´s duty and for that reason it would not be patriotic not complying with it.

Last week the Spanish Income Tax Campaign started and at the same time, «The Panama Papers» (#panamaleaks) came to light.

According to Tax Justice Network, the personal assets hide in tax heavens add up to 28 billion of Euros. It is equivalent to 28 times of the Spanish GDP and 40% of global GDP. How many hospitals, schools, highways, pensions or how much research and development could be paid with that amount of money?

The fight against tax fraud is not only a Spanish problem but also an European and more so a global issue. In fact, according to European Commission, tax fraud and tax evasion take one billion of Euros per year from European countries.

There is not doubt that this problem should be managed by communitarian or global institutions. Do you think the politicians are making enough efforts against the creation of tax heavens? What kind of matters could be managed by the EU? Are the big enterprises the only problem?

Waiting for your opinion!!

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Presupuesto participativo en Madrid// Participatory budget in Madrid

In Administración local, Gasto público on 17/09/2015 at 10:10

Los ciudadanos en tanto que contribuyentes tienen como responsabilidad pagar sus impuestos para poder disfrutar de la oferta pública de servicios y prestaciones. Sin embargo, muchas veces ese gasto público no es el que a los ciudadanos les gustarían y sus críticas hacia esa distribución presupuestaria se aminorarían si pudieran ellos mismos decidir sobre la misma.

Con el reciente cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Madrid, observamos novedades en su gestión pública. De hecho, ayer se publicada la noticia que la nueva alcaldesa propone implementar un presupuesto participativo para Madrid que podría rondar entre el 5 y el 15% del presupuesto total de la ciudad. Si bien es cierto que en nuestro país ya contamos con otras experiencias similares a nivel local, como ya hablamos de ello en un antiguo post, Madrid cuenta con mayor número de habitantes que aquellos ejemplos y un presupuesto mucho mayor.

¿Os parece interesante la iniciativa? ¿Creéis que este tipo de iniciativas ayudan a confiar más en los gestores públicos? ¿Qué tipo de cuestiones serían interesantes para ser «decididas» por los ciudadanos? ¿Conocéis casos de éxito similares? ¿Están los ciudadanos preparados para decidir sobre estas cuestiones técnicas?

Aunque parece una iniciativa interesante para fomentar la democracia participativa en la ciudad de Madrid, su éxito dependerá de un buen diseño e implementación de la medida. De lo que no cabe duda es que, dar más poder a la ciudadanía debería ser significado de mayor democracia pero siempre que su gestión sea la adecuada y los ciudadanos sean responsables y consecuentes con sus nuevos cometidos.

Sigamos reflexionando…

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Taxpayers are responsible for paying taxes in order to use public services. Nevertherless, on many occasions, the distribution of public expenditure is not always as citizens would like, leading to criticism, which could be diminished if they were able to take part into the distribution/design of public expenditure.

Due to its recent designated local government, Madrid is facing a new way of public management. The Mayor proposed a local participatory budget that could be around 5 and 15% of the total city budget. Even though it is true that in Spain we already have several examples of participatory budget, the one proposed for Madrid would be the highest one (higher numer of inhabitants and therefore higher budget).

Would you support this measure? Do you think this kind of measures help to have a more reliable politicians? What kind of matters could be decided by the citizens? Do you know any similar case of success? Are the citizens prepared for taking part in these technical issues?

There is not doubt about the interest of the measure but its success will depend upon its design and management by politicians and on the individual responsability of the citizens.

Awaiting your opinions.

Experiments about taxes // Experimentos con impuestos

In Cumplimiento tributario, Experiment, Experimento on 24/09/2014 at 11:40

It is well-known that, in general, people don´t like to pay taxes, there are even facebook groups expressing this. Tax non-compliance is no small matter because it means an important tax gap for national revenues.

What would be neccesary to improve the payment of taxes by citizens in a voluntary way? How would taxes be seen in a more positive point of view than now?

There are several examples of experiments that try to improve tax compliance. I have seen experiments before with the same goal but the following Northamerican example, in particular, asks this question: Could we make people hate taxes a little less, and in the process increase tax compliance?

For this goal, this experiment finds two solutions to two different problems:

1) Problems:

  • First, taxpayers have little sense of where their money is actually going.
  • Second, taxpayers feel that they have no influence in the decision-making as to where their taxes will be spent.

2) Solutions:

  • The first is to better inform people, bridging the knowledge gap between paying taxes and the public goods that taxpayers receive in return.
  • The second is to give taxpayers an opportunity to express their preferences on public spending.

The results indicate that if people are given the opportunity to express a preference on how their taxes are spent, they are much less likely to cheat. Simply by making the tax form more interactive, governments could increase tax compliance, while empowering citizens and improving their attitudes towards taxation.

In your opinion, Would this kind of experiments have positive results for your country?

Waiting for your opinions.

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No os cuento ninguna novedad si digo que, en general, a nadie le gusta pagar impuestos (hasta grupos de facebook gritan «¡Odio pagar impuestos!»). Pero sin embargo, el coste del incumplimiento o fraude tiene unos costes económicos altísimos para cualquier Gobierno y es por ello que surgen iniciativas de «laboratorio» para buscar fórmulas que mejoren el cumplimiento tributario voluntario.

¿En qué condiciones los ciudadanos estarían dispuestos a pagar sus impuestos de forma voluntaria? ¿Qué razones deberían de darse para que los contribuyentes dejasen de ver los impuestos como una losa?

Por mi labor de consultoría y asesoría a Organismos Internacionales y Administraciones tributarias, principalmente, ya me había hecho eco de experimentos realizados en diferentes países con el fin de mejorar el cumplimiento tributario.

Aquí os expongo un ejemplo de ellos, éste llevado a cabo por investigadores norteamericanos que intentan manejar el siguiente problema: «¿Podemos hacer que la gente odie un poco menos el pago de los impuestos y en consecuencia incrementar su cumplimiento tributario?». Para ello, encuentran dos soluciones a dos problemas concretos:

1) Problemas:

  • Los contribuyentes no saben muy bien a dónde va su dinero en impuestos;
  • Y en segundo lugar, los contribuyentes sienten que no pueden influir sobre en qué se gastan los impuestos. Como resultado, se sienten frustrados por creer que se está perdiendo mucho dinero en un agujero negro.

2) Soluciones:

  • La primera sería informar mejor sobre la relación entre impuestos y gasto público, en relación con los servicios públicos que los contribuyentes reciben a cambio de su esfuerzo tributario;
  • Y en segundo lugar, se trataría de dar la oportunidad a los contribuyentes en expresar sus preferencias sobre el gasto público.

De entre los experimentos realizados por estos investigadores de la Universidad de Havard y Pittsburgh se desprenden las siguientes conclusiones importantes a tomar nota:

  • Cuando los ciudadanos son preguntados por sus preferencias en qué gastar el dinero que pagan en impuestos, expresan mayor satisfacción y además tienen mayores niveles de cumplimiento tributario;
  • Mayor información sobre en qué se gastan sus impuestos, hace de los contribuyentes mayores cooperantes en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias.

¿Creéis que este tipo de experimentos surtirían también resultados positivos?

Sigamos reflexionando…

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¿Hay que multar a aquellos ciudadanos que hagan mal uso de los servicios públicos?// Is it necessary to fine citizens for misuse of public services?

In Fraude Fiscal on 08/05/2014 at 11:40

Hace varias semanas me hice eco de esta noticia en donde el propio presidente de la Organización Médica Colegial (OMC) rechazaba la opción del «copago», pero sin embargo defendía el imponer multas a pacientes por su mal uso de los servicios sanitarios. Pero, ¿qué se entiende por mal uso? El presidente de la OMC ponía ejemplos como: el caso de los enfermos que no se retiran de la lista de espera una vez son atendidos o la duplican intencionadamente en dos Comunidades Autónomas (para ganar tiempo); aquellos que no recogen las pruebas diagnósticas que se les han practicado; o bien esos pacientes que acuden antes a urgencias que al centro de salud, para cuestiones sin gravedad.

Estas cuestiones, sobre las que reconozco que ya había reflexionado con anterioridad, me hicieron replantearme cómo este argumento podría extrapolarse al resto de oferta de servicios públicos y prestaciones sociales.

Quizás el caso sanitario y el educativo sean los servicios con mayor nivel de uso entre los ciudadanos, y por ello cuenten probablemente con mayor nivel de «abuso». Para el caso de la sanidad valdrían los ejemplos de mal uso expuestos anteriormente, y para el caso de educación destacaría por ejemplo: el falsificar los ingresos en el IRPF para conseguir una beca escolar; el acceder a una plaza universitaria pública y no lograr un aprovechamiento óptimo de las clases (por pasarse jugando al mus la carrera entera o sucedáneos); etc. Pero desde mi punto de vista, y por lo que observo a mi alrededor, son muchos los «abusos» de los ciudadanos sobre los servicios públicos y prestaciones sociales, y yo concuerdo absolutamente que con el presidente de la OMC en la idoneidad de multar por ese uso incorrecto aunque sin olvidar las labores de educación e información.

En España, ya hay ejemplos en otros servicios públicos en que se aplican multas por uso indebido, véanse: el abuso de los sistemas de limpieza municipal (cacas de perro, micciones en la vía pública, etc) o las multas de tráfico por exceso de velocidad o aparcamiento indebido. ¿Y por qué no imponer también multas para los casos de sanidad o educación? ¿Acaso las personas no saben que: comprar recetas con otra tarjeta subvencionada que no es la propia o  pedir una beca escolar «trucando» la declaración de la renta el año anterior es fraudulento? ¿Por qué surgen tantas voces críticas entonces cuando se habla de multas sobre este tipo de casos?

Porque el fraude sobre el gasto público también es fraude, tal y exponía en este post antiguo, hay que reflexionar sobre cómo gestionar políticamente ese mal uso de los servicios públicos y prestaciones sociales que hasta ahora están exentos de multas. No me cabe duda que estos comportamientos al margen de la ley se deben principalmente a una falta de honradez conciencia cívica, por lo que serán necesarias labores educativas sobre el buen uso de estos servicios públicos y prestaciones sociales, así como medidas de información sobre su valor social y económico. Pero, desde mi punto de vista, hay que encontrar un equilibrio entre la coacción real basada en multas, y una coacción simbólica basada en mejor información, transparencia y mayor educación. Vosotros qué pensáis: ¿estaríais a favor de implantar multas por el mal servicio de servicios sanitarios o educativos?

Sigamos reflexionando…

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Several weeks ago I read this article where the head of the Spanish Medical Association (OMC) proposed that patients who go to hospital emergency rooms when their conditions are not considered urgent should pay for services. 

Examples of “abuse” of medical services, according the head of OMC, include patients who don´t take  their names off the waiting list after they are seen by a professional, or when they sign up on multiple lists to ensure they get an appointment quicker. Is it not feasible to extrapolate these fines for other public services and benefits?

Healthcare and educational public systems are those with more clients and in that sense, probably they have a higher level of misuse. Previous examples of  «abuse» in healthcare system were exposed, and in terms of education: people who forge personal revenues to get a scholarship or those who don´t make the most of public university (playing cards all the time) are misusing our public educational system. From my point of view, under no circumstances can we accept the misuse of public services in Spain; and in this sense, I refuse to believe there is nothing we can do to reverse the current trend and I agree with imposition of fines.

In Spain we already have other examples of fines for misusing public services: public system of cleaning (dog mess or people urinating in the street) or traffic tickets. Why don´t we can fine for misusing public services of education and healthcare? Are people not aware of this «abuse»? Why are there so much criticism about this issue?

Because fraud in public expenditure is also fiscal fraud, we should think about that. Fundamentally it is an ethical and moral problem so it´s certainly a matter of public management. Spanish politicians and Tax Administration should find the best balance between measures of education,better information and fines. Do you or don´t you agree?

Looking for your opinions!

 

 

 

The efficiency of the Spanish Multilevel Government- Eficiencia del Estado Autonómico español

In Descentralización fiscal, Estado Autonómico, Estado de Bienestar on 16/01/2014 at 10:30

First of all, I would like to wish everybody a happy 2014!! New year, new goals and one of mine is to write my posts not only in Spanish but also in English in order to get more comments and readings.

This first post of the year will reflect about some results of the «Barómetro Fiscal 2012» (Fiscal Barometer, 2012) of the the Institute for Fiscal Studies that was published by the end of 2013. This edition contains a group of (non permanent) questions that try to assess the Efficiency of the Spanish Multilevel Government. This topic is, sadly, absolutely in fashion at economics affairs. What the barometer is referring to is not the efficiency of the public sector in economic terms, but the social perception of the distribution of powers among levels of government. Do you agree with the current Spanish decentralization system? Do you think is it efficient?

In the near future, it will take place in Spain a new tax reform but most probably, citizenship´s opinion won´t be asked. Fiscal barometer´s results shows us important lessons on what should not be done regarding the distribution of taxing powers among levels of administration.

According to the data of this study, four out of ten Spanish citizens (40.5%) believe than «The Spanish State together with the Autonomous Communities provide the necessary welfare at an acceptable cost».  In this sense, it seems that most of survey respondents find the current distribution of spending and taxing powers efficient enough to satisfy their needs. However, maybe the answers of the following questions prove how the Spanish society could prefer more centralization in the provision of public services.

As shown in next chart,  citizens were also asked about the territorial configuration of the State. In this case, 42.7% of survey respondents prefer «reducing autonomous responsibilities and centralizing some basic public services». These data may be suggesting that-such as current Spanish Multilevel Government is designed- almost half of the Spanish population thinks that there is a lack of equity with the decentralized provision of certain essential services, such as health care and education. Do you agree with my personal data analysis?

Chart 4.2- Opinions about Territorial Configuration of the State

Untitled

What´s your opinion? How efficient are the Spanish Multilevel Government? As a citizen, do you feel have enough information about the services they provide and the taxes they collect?

Waiting for your opinion!

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En primer lugar, me gustaría desearos a todos un ¡Feliz año 2014! Año nuevo, nuevos propósitos y uno de los míos es el comenzar 2014 redactando posts en inglés y castellano para poder llegar a más lectores y obtener así más comentarios y lecturas.

El primer post de este año hablará sobre algunos resultados del, por fin ha sido publicado, Barómetro Fiscal 2012 del Instituto de Estudios Fiscales. Este año el bloque variable trata la Eficiencia del Estado Autonómico español, tema muy en boga en los asuntos económicos de nuestro país. Pero en este caso no estamos hablando del término «eficiencia» desde el punto de vista económico, sino la percpeción social de esta eficiencia según la percibe la ciudadanía española: ¿Cómo de eficiente es el Estado Autonómico para la ciudadanía española? ¿Es apropiado el actual Estado de Autonomías español con respecto a su coste-beneficio para la sociedad? ¿Está de acuerdo con el actual sistema de descentralización autonómica?

Estamos a un paso de una nueva reforma autonómica, pero probablemente nadie va a preguntar a la opinión pública. Por tanto,  estos resultados pueden aportar un punto de vista interesante a este respecto.

Según los datos de este estudio, observamos cómo cuatro de cada diez ciudadanos españoles (40,5%) consideran que «conjuntamente el Estado central y las Comunidades Autónomas ofrecen el bienestar necesario a un coste aceptable».  En este sentido, pareciera como si la mayoría de los encuestados estuvieran de acuerdo con la eficiencia del actual Estado autonómico español, pero sin embargo en sucesivas preguntas del estudio, parece desprenderse cómo los encuestados se decantan hacia una mayor centralización de los servicios básicos.

Tal y como se muestra en la siguiente tabla, también se les pregunta por la configuración territorial del Estado y el 42,7%  de los encuestados prefiere «reducir competencias autonómicas y centralizar determinados servicios básicos». Estos datos quizás pongan de manifiesto el que casi la mitad de la población, tal y como está diseñado el actual sistema autonómico, cree que hay una falta de equidad con la provisión de servicios públicos básicos descentralizados como la sanidad o la educación. ¿Estáis de acuerdo con esta apreciación?

configurac territorial del Estado

Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Creéis que son eficientes nuestras CC.AA? ¿Se tiene suficiente información acerca del gasto que se realiza en ellas? ¿Realmente se tiene suficiente información sobre a qué nivel de gobierno corresponde cada servicio público o prestación social que recibimos?

Reflexionemos…

“The spirit of ´45”, el embrión del Estado de Bienestar

In Estado de Bienestar on 28/10/2013 at 09:30

La semana pasada, y aprovechando la exitosa “Fiesta del cine”, aproveché para darme un atracón de cine y una de las elegidas fue “The spirit of ´45”, un documental homenaje a quienes lucharon para cimentar el Estado de Bienestar en Reino Unido, dirigida por el gran Ken Loach.

Interesante revisión histórica que explica cómo el partido laborista británico consiguió la mayoría en las elecciones de 1945 al trasladar a la sociedad el discurso que, habiendo sido capaces de organizarse como país para la II Guerra Mundial, tenían que conseguir construir un sistema de servicios públicos que mejoraran la calidad de vida de la gente (a pesar de que Inglaterra era uno de los imperios más poderosos del mundo, tenía un alto nivel de pobreza). El principal “gancho” del discurso laborista, y por el que la mayoría de los ingleses “compraron” su campaña política, fue el Sistema Nacional de Salud (en adelante, SNS) que dotaría de un sistema sanitario “gratuito” para todos los ciudadanos. Sin duda, todos los testimonios de las personas protagonistas del documental (trabajadores, sindicalistas, economistas, etc) que vivieron en primera persona el cambio de un precario sistema sanitario al SNS, lo recuerdan como un espectacular cambio en el bienestar de sus vidas.

El autor de esta idea de sanidad pública universal fue Beveridge quien con lo que se conoce como «Informe Beveridge» preconizaba que todo ciudadano en edad laboral debía pagar una serie de tasas sociales semanales, con el objetivo de poder establecer una serie de prestaciones en caso de enfermedad, desempleo, jubilación y otras. Este economista para convencer a los conservadores escépticos, explica que la asunción por parte del estado de los gastos de enfermedad y de las pensiones de jubilación permitirá a la industria nacional beneficiarse de aumento de la productividad, y como consecuencia, de la competitividad.

Pero el trabajo de los laboristas británicos en el periodo de post-guerra no quedó ahí sino que a ello le siguieron entre otras cuestiones: la construcción de un Sistema Nacional de Vivienda o la nacionalización de sectores como el ferroviario o el minero. Sin duda, aquello supuso el embrión del actual Estado de Bienestar que cada vez ha ido adquiriendo mayores cotas de bienestar y por tanto mayor necesidad de gasto público.

Lo que me llamó poderosamente la atención fue que en la película en ningún momento se habla de cómo se consiguió sufragar ese SNS, esas nacionalizaciones y esa construcción de nuevas casas para los más necesitados. ¿De dónde sacaron los laboristas el dinero para aquél enorme gasto en bienestar social? Criticaría al director que no hiciese mención alguna a los impuestos, clave para hacer frente a todo ese gasto. Si bien es cierto que durante la película se hacía mención a la necesidad de unión social y solidaridad, en ningún momento se oye la palabra impuestos.

La película finaliza en los años 80 del “thatcherismo” en donde vuelven al poder los conservadores y empieza una época de recortes en los social y masivas huelgas que, tristemente, recuerdan a la situación actual que vivimos en España.

Desde luego en España no partimos de la destrucción y asolación de una guerra, los niveles de pobreza son elevados y cada vez más acuciantes pero sin embargo contamos ya (cada vez menos) con un amplio sistema de coberturas (servicios sociales públicos y un sistema asistencial privado). Lo que tengo claro tras ver esta película que en nuestro país hemos disfrutado de un Estado de bienestar muy desarrollado, no por todos respetado y apenas conscientes de su valor y ahora, con la causa/”excusa” de la crisis económica estamos retrocediendo muchos años de golpe. Hasta el momento, los españoles a través de las encuestas sobre fiscalidad trasladábamos nuestro espíritu “utilitarista” en nuestro pago de impuestos sobre todo aludiendo a la “sanidad” como el servicio público estrella y las “pensiones” en el caso de las prestaciones sociales. Quizás nuestros políticos deban revisar este clima fiscal y seguir los pasos laboristas al “vender” la importancia de nuestro sistema (hasta ahora) universal de salud. No es suficiente utilizar como “arma” política la sanidad o las pensiones, sino que es necesaria una convicción del bienestar social como parte ineludible para que los contribuyentes sigan asumiendo sus obligaciones, sin esa relación de intercambio fiscal cada vez nos encontraremos con mayores cotas de incumplimiento tributario.

Desde mi punto de vista no quiero vivir un sistema tatcherista español, pero tampoco quiero volver al sistema de bienestar que teníamos, en donde había un gasto público ineficiente en muchos sentidos y en donde los ciudadanos no éramos conscientes de su valor hasta que lo estamos perdiendo (o nos lo están arrebatando). Creo que con la causa/“excusa” de esta crisis, deben aprovechar las instituciones para demostrar el valor real de las cosas públicas, hacer consciente a la ciudadanía de la importancia de cumplir con las obligaciones tributarias y rechazar frontalmente el fraude tanto en el ingreso (no pagar los impuestos que le corresponden) como en el gasto público (desde romper una papelera en un parque hasta trampear la declaración para conseguir una beca escolar). Me refiero a la tan importante y a la vez olvidada en nuestro país educación fiscal.

Aquí podéis ver el tráiler de la película.

Sigamos reflexionando y como siempre, ¡espero vuestros comentarios, críticas o lo que os sugiera este nuevo post!

El trozo de «tarta» que nos quita el fraude

In Fraude Fiscal on 10/10/2013 at 10:28

Hoy en día hablar de fraude, tristemente, está a la orden del día ya que se suceden escándalos en el ámbito político, en el ámbito deportivo y en el ámbito empresarial.

Me he hecho eco de este vídeo de lucha contra el fraude de la Unión Europea titulado «The missing part», que sin duda refleja gráficamente qué estamos perdiendo con las acciones deliberadas de fraude. Cuando hablamos de fraude, la mayoría de los ciudadanos piensa que no va con ellos en el sentido que pareciera que solamente pueden defraudar aquellos que tienen acceso a grandes fortunas, aquellos que urden tramas con sus asesores fiscales para trasladar dinero a paraísos fiscales o aquellos que no están sometidos a una nómina. Sin embargo, y como bien demuestra este vídeo, pequeños actos como el no aportar dinero para un cumpleaños pero después comerte un trozo de tarta, demuestran que eso también es un acto de insolidaridad (aunque en el ámbito privado). Aprovecharse de un cumpleaños sin aportar para el regalo o vivir en una comunidad de vecinos y no pagar la mensualidad, son ejemplos de nuestra vida cotidiana que puede tener relación directa con el fraude fiscal.

Hemos de ser conscientes de cuáles son las graves consecuencias del fraude, y por tanto rechazar estas actitudes de forma tajante, si no queremos quedarnos con un puente a medias como se ve en el video, o que no haya dinero para sacar una radiografía completa. Y además, no hemos de olvidar que las actitudes fraudulentas pueden cometerse desde el punto de vista del ingreso (no pagando los impuestos que te corresponden), o bien en el gasto (aprovechándote de servicios públicos o prestaciones sociales sin tener derecho a ellos, como por ejemplo conseguir una beca educativa falsificando la declaración de IRPF).

Las Administraciones Tributarias son las responsables de perseguir el fraude entre aquellos contribuyentes que no cumplen con sus obligaciones con el fisco, pero cada uno individualmente debe aportar su granito de arena con actitudes de rechazo hacia los defraudadores y respetar lo público, y por tanto financiado con el esfuerzo de todos.

¿Qué os suscita el video? ¡Reflexionemos!

Gasto público y política

In Gasto público on 09/09/2013 at 09:30

Aquí estoy de vuelta… no de vacaciones porque han sido pocas y escasas, ¡pero sí de vuelta a darle a la reflexión a través de mi blog!

Este sábado se volvió a perder la candidatura para #Madrid2020 y, a pesar de que desde un punto de vista «patriótico» esta decisión debería haber sido una ilusión para todos los españoles, las opiniones estaban muy divididas. De hecho, una nueva derrota ha sido aplaudida por gran parte de los españoles pero no por cuestiones deportivas ni de oportunidad, sino más bien por discrepancias políticas. ¿Pero alguien es realmente consciente que las inversiones hechas se han realizado con dinero público? ¿qué será de las infraestructuras creadas si no se materializan en unos JJ.OO? ¿acaso estas decisiones no deberían de contar con total apoyo popular (una vez echadas a andar), con tal de amortizar el dinero pagado con el esfuerzo de todos?

Éste es un simple ejemplo que me hace reflexionar sobre el tema de cómo de importante sería en un país como España el «presupuesto participativo» (tan sólo contamos con algún ejemplo a nivel local), ya que de este modo todo el mundo debería estar satisfecho con estas decisiones. Si los mandatarios políticos se vieran supeditados a las decisiones de sus contribuyentes a la hora de gestionar los presupuestos, quizás estas decisiones tomadas en común fueran del agrado de más personas.

Sin embargo, puesto que por el momento en España no podemos influir en estas decisiones de redistribución de la riqueza, quizás al menos haya que ser conscientes de que inversiones públicas como unas olimpiadas (u otros muchos ejemplos como líneas ferroviarias o aeropuertos en desuso) cuando ya hayan sido hechas… ¡es necesario amortizarlas si no queremos que sean un despilfarro de nuestros impuestos! Sería bueno que además de poder tener «voz y voto» en el presupuesto, hubiera más control en la gestión del dinero público.

¿Estáis de acuerdo con mi reflexión? ¿qué os suscita situaciones como la de #Madrid2020?

Como siempre, ¡espero vuestros comentarios!

El dicotómico debate fiscal en España

In Debate fiscal on 11/06/2013 at 09:30

Parece que hablar impuestos está de moda, ¿pero acaso solamente existe la opción de debatir sobre si subirlos o bajarlos?

Está claro que la necesidad de recaudación impera sobre el ejecutivo, lo que ha llevado en los últimos tiempos a subir figuras impositivas ante las críticas de la oposición y gran parte de la sociedad; pero pareciera que ante estas medidas, las únicas réplicas fueran el hecho de que en realidad lo que hay que hacer es bajar los impuestos.

Desde un punto de vista sociológico, esta situación hace que la ciudadanía-contribuyentes vean los impuestos como «arma política» desvirtuando una vez más su verdadera esencia. No hemos de olvidar, tal y como demuestran las encuestas sobre fiscalidad del Instituto de Estudios Fiscales y el CIS, que los españoles son utilitaristas (no conciben el pago de impuestos de no ser porque reciben servicios públicos y prestaciones sociales a cambio), no creen que su sistema fiscal español sea justo ni equitativo (no son los que más ganan los que pagan más impuestos) y aunque rechacen el fraude en el plano de las opiniones, no tanto en el de las actitudes o valores.

Desde el ejecutivo, la oposición y desde la propia Administración Tributaria española es necesario ampliar el debate e información fiscal para una mayor comprensión de la ciudadanía sobre el para qué de los impuestos. No se ha de olvidar que la aplicación y construcción del sistema fiscal no tendrá éxito de no tener en cuenta a la población a la que va dirigido, por tanto va más allá de una cuestión técnica. Nos encontramos ante un panorama social en el que los españoles cada vez van adquiriendo una actitud de mayor resistencia fiscal por diferentes causas: crisis económica; escándalos relacionados con el fraude fiscal; altas cotas de desempleo; percepción social de que nuestro sistema fiscal es injusto (los mayores afectados son los asalariados y la clase media); dudas sobre la eficiencia de la gestión del gasto público (relacionado directamente con la merma de la calidad y cantidad de serivcios públicos y prestaciones sociales); etc…

¿Realmente lo importante es debatir sobre subir o bajar impuestos o centrarnos en cuál es el clima fiscal de la sociedad española y cómo éste puede afectar sobre el propio sistema tributario?

Desde mi punto de vista, si no se emprenden medidas efectivas y serias para atajar el fraude y hacer que nuestro sistema fiscal se perciba como más justo y equitativo, por mucho que se suban impuestos la recaudación quizás nunca sea mayor. Y aunque se decidan bajarlos, si la oferta de servicios y prestaciones sociales sigue empobreciéndose y las cifras de fraude fiscal se mantienen, dudosamente se alcancen mayores cotas de cumplimiento por el hecho de pagar menos impuestos que antes.

Y vosotros, ¿cómo lo véis? Sigamos reflexionando…

La necesaria reinvención de nuestro Estado de Bienestar

In Estado de Bienestar on 19/04/2013 at 09:30

Día a día y conforme más se agudiza la crisis económica en nuestro país, los ciudadanos españoles no aferramos cada vez más al «ensalzamiento de lo público» y a la «demonización de lo privado» en cuanto a la gestión de los servicios públicos y prestaciones sociales se refiere. Vuelvo a plantearos que reflexionemos sobre aquél post de mis primeros días de andadura como bloguera, en donde os planteaba «¿Hacia qué tipo de Estado de Bienestar queremos dirigimos?«.

Si bien es cierto que, y tal y como vienen reflejando los datos del Barómetro Fiscal del IEF (preguntas 3.10, 3.11 y 4.10 y 4.11 de los últimos datos publicados en 2011), los españoles prefieren la gestión y financiación pública de estos servicios y prestaciones, ahora nos encontramos de frente con el problema de la ineficiencia (o dificultades de financiación) de nuestro Estado de Bienestar.

El gran desarrollo de la carta de servicios públicos de nuestro país ha ido engrosando el gasto público hasta límites que son insostenibles ante un periodo recesivo como el actual. En este sentido, si bien durantes los años 80 se privatizaron otros servicios públicos como lo eran por entonces la telefonía o el ferrocarril, ahora desde el Estado se plantean planes de gestión privada para la sanidad o la educación.

Desde mi punto de vista, el gran rechazo de la ciudadanía ante estas medidas no se basa tanto en la gestión privada de estos servicios públicos sino en el miedo porque éstos dejen de ser universales y por tanto de acceso público y gratuito para todos los españoles.  Los dos pilares de nuestro Estado de Bienestar parecen ponerse en entredicho cuando se empiezan a hacer recortes sobre ellos, se introducen medidas de impacto como el «copago sanitario» o bien se incrementan las tasas universitarias. Pero realmente con estas medidas, ¿el Gobierno pretende «cargarse» nuestros niveles de bienestar o por el contario impone medidas para salvaguardarlo en la medida de lo posible?

Está claro que todos queremos aspirar a un Estado de Bienestar como el de los países nórdicos (máximas cotas de bienestar público), pero para ello también debemos de ser conscientes que estaríamos sometidos a una mucho mayor presión fiscal (cantidad de impuestos pagados) y no cabe duda de que para ello deberíamos gozar de mejores y más dignos salarios.  Quizás lo que debemos de plantearnos es a qué nivel de bienestar podemos aspirar hoy en día los españoles ante un país en crisis. Basándome en una economía de escala, si una familia cuando las cosas no van tan bien económicamente debe priorizar sus gastos y su ocio, la sociedad española debe tener muy claras sus prioridades de bienestar y acatar determinadas medidas en pro de salvaguardar determinados servicios públicos o prestaciones sociales.

La distribución del gasto público viene determinada en gran medida por la capacidad de financiación del Estado, en donde actualmente queda de manifiesto el escaso poder recaudatorio de nuestro sistema tributario basado principalmente en el IRPF que recae sobre todo en la clase media, y en la inexistencia de vías de financiación alternativas a los tributos.

Para concluir, y a modo de intentar reinventar nuestro actual Estado de Bienestar entre todos, os propongo que expongamos cuáles de los servicios públicos o prestaciones sociales de los que gozamos los españoles hoy en día son imprescindibles totalmente o habría excepciones para salvaguardar otros prioritarios (ej. justificación o no del retraso de la edad de jubilación por salvaguardar las pensiones a futuro; imposición de medidas de evaluación a personas que estén recibiendo ayudas de desempleo, para con ello poder tener opción de extender estas ayudas a más personas que las soliciten; etc…).

¡¡¡Reflexionemos!!!, espero vuestros comentarios.